HERIDA
Titilan
cercanas tus estrellas almendradas
Se
escapa la tibia sal cristalina
Serpenteando
la ladera de tu pómulo
Y el
precipicio del angulado mentón,
No
puede evitar los saltos suicidas
De
ennegrecidos fragmentos de tu alma.
Clavé
la oscura lanza de mi envenenada palabra en tu costilla
Te
vendí como Judas Iscariote,
Por el
paralogismo fraguado en mi isla inequívoca
Paradigma
insoslayable de esta sombra insegura.
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