viernes, marzo 01, 2013

Victor Hugo Gajardo


VALLE DEL PARAÍSO



El viento calcina los sentimientos
y los resbalosos aullidos se carcomen el mar.
Las pupilas pierden cronología entre los cerros
que empapan sus mejillas con lágrimas melancólicas
para espantar los recuerdos nostálgicos,
que sustraen la calidez inconstante
de sus laberintas callejuelas,
que inflaman la soledad de tus poetas,
que refugian entre sus palabras.
Los sabores del néctar acosado en las cimas de tus escalinatas.
Mientras que en sus ventanales sus prendas
revolotean entre la brisa alegre de la aurora.
Como si una brújula que guía
la antigua senda del viento
que sopla hacia el ritual infinito
conque envuelven el porvenir.
Al parecer, los niños nacen desde los miradores,
que duermen con la ilusión de zarpar hacia el infinito
para volver a cautivar el amor de antaño.
Pero la sangre oprime
dejando que la rebeldía del tiempo
vuelva a subir las escalinatas del cielo
para reencontrarse
con la tierna brisa de la aurora.

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