lunes, febrero 04, 2013

Wilfredo Hernán Dorador Astudillo


                                                                             
           Girasol                                                            

Después que me besaste
ya no tuve sufrimiento ni agonía.
Hace tantas noches alguien vino
y nos sacó del ciego encanto.
No era el silencio de la nada.
Sólo un sueño y esperarte como a papá
sofocado de tronaduras y cansancios.
De mi nada se llevaron,
ni mis chalitas domingueras,
ni mi overol tamaño de ser niño;
y el bolsillo del turrón: un ojal de aquellos tiempos.

“Yo era el girasol girando entre tus brazos”

De verdad, después que me besaste
ya no tuve sufrimiento…
…pero, estos ‘huesitos’ míos
expuestos a la intemperie
se escarchan con la noche, se calcinan con el sol;
son los restos de tu hijo ultrajados en la pampa,
exilio de algún dios.
Vinieron hace tiempo, los ladrones;
¡mamita mía!
a perturbar toda la sal  de mi dolor.

                                              (Cementerio niños. Oficina Chacabuco)



Email: wdorador@yahoo.com

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