miércoles, febrero 13, 2013

Francisca Lohaus


DE AQUÍ, POR ALLÍ, PARA ALLÁ.


En estos tiempos del Transantiago,
tuve que aprender a moverme de otra manera;
tuve que aprender a vivir de otra manera.
Antes iba de acá para allá...
ahora, para ir hacia allá, debo ir de aquí, por allí,
 desde allí hacia más allá y devolverme caminando,
sin darme cuenta que mis pies sangran,
que mi cerebro se inunda con la chicharra del metro
y que mis ojos aún vomitan los recuerdos que grabaste en las murallas.

Te amé en los tiempos de las amarillas,
con la huella de los fierros mil veces manoseados,
besando tu olor entre los mil de los otros, mordiendo las asperezas de tus dedos. Te amé en la micro que me transportó por la ciudad mil veces vista,
y tan poco conocida, hasta que me la mostraste paso a paso,
entre un suspiro y alguna que otra confesión.

Ahora subo a un "bus" que, más que bus, parece un travesti de puerto,
lleno de animales apretujados, bufando, pero vacío, al fin y al cabo.
Aunque bullo por dentro, y grito, y desgarro mi garganta, no escucha mis lamentos.
Sigue su camino sin importarle que pase al frente suyo, y que rompa mis huesos hasta dejarlos desnudos.
Sólo sigue, no le importa el dolor. Sigue, sigue, escupe su mierda donde vaya,
y yo aún la sigo respirando.
Podría haberse detenido en cualquier momento, pero no.

Tuvo que esperar a que llegara al absurdo paradero de la indiferencia.

Antes iba de aquí para allá. Ahora, con el Transantiago... ahora, sin ti... no tengo cómo saber a dónde voy.

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