miércoles, febrero 27, 2013

Felipe Bugueño Gutiérrez


COPIAPÓ SEDIENTO.

Copiapó, ciudad de qué,
lugar de alguien y de algo,
de bosques y jardines invisibles,
de rocas y tesoros subterráneos.
En ti descanso y permanezco,
con  mi piel curtida entre luz y sal,
barajando el día para vivir mañana,
mirando al cielo para buscar mi guía,
en pléyades, durmientes y encrucijadas,
en alguna media vuelta de cerros o de escombros.

Copiapó, ciudad sedienta,
hacia dónde escapó tu agua,
en qué lugar se encuentra refugiada o presa?
en espinas o en raíces coloquiales,
en jorobas o en estómagos de acero,
en arterias o en tu estructura ósea.
Hacia dónde cabalgaron sus moléculas,
al mar o a la cordillera?,
a caso la capturó la sal o la nieve,
o se extravió en el desierto indómito.

Agua atacameña, cómo sacarte de las vides,
cómo estrujarte de las rocas y del cobre,
qué decir  para convencer a tu estructura,
y que regreses al pueblo y a su vida,
al regocijo de verte en esta tierra desnuda,
deambulando  por el sinfín de mi garganta.
Cómo volver a mirar la salud de tus  moléculas,
y seas sudor de mi y de mis hijos,
que seas niebla, que seas nieve,
que seas tú, líquida, gaseosa eternamente.


Bugues






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