viernes, enero 11, 2013

Abelardo Venegas Muñoz


ETÉREA

te persibo, risueña
y lúdica,
sonriendo
 entre el vaivén
burbujeante,
del agua
en el estero.

Y te diviso,
cabellera
al viento,
danzando
enamorada
 por los
senderos
 de tu pueblo.

Y tu voz,
 me llega
melodiosa
y plañidera,
brincando
por entre
lúcumas
 y ciruelos.

Y el gorjeo
 de tu risa
 me despierta,
 mientras
 desapareces,
 muy lentamente,
en el cielo.

Y para mi
desdicha,
vida mía,
sigues
 y seguirás
 siendo,
tan solo
y  nada más,…
que un sueño.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario