Girasol
Después que me
besaste
ya no tuve
sufrimiento ni agonía.
Hace tantas
noches alguien vino
y nos sacó del
ciego encanto.
No era el
silencio de la nada.
Sólo un sueño y
esperarte como a papá
sofocado de
tronaduras y cansancios.
De mi nada se
llevaron,
ni mis chalitas
domingueras,
ni mi overol
tamaño de ser niño;
y el bolsillo
del turrón: un ojal de aquellos tiempos.
“Yo era el
girasol girando entre tus brazos”
De verdad,
después que me besaste
ya no tuve
sufrimiento…
…pero, estos
‘huesitos’ míos
expuestos a la
intemperie
se escarchan
con la noche, se calcinan con el sol;
son los restos
de tu hijo ultrajados en la pampa,
exilio de algún
dios.
Vinieron hace
tiempo, los ladrones;
¡mamita mía!
a perturbar
toda la sal de mi dolor.
(Cementerio niños. Oficina Chacabuco)
Precioso, cala hasta los huesos!!...
ResponderBorrarUn abrazo.
Monina