VALLE DEL PARAÍSO
El
viento calcina los sentimientos
y
los resbalosos aullidos se carcomen el mar.
Las
pupilas pierden cronología entre los cerros
que
empapan sus mejillas con lágrimas melancólicas
para
espantar los recuerdos nostálgicos,
que
sustraen la calidez inconstante
de
sus laberintas callejuelas,
que
inflaman la soledad de tus poetas,
que
refugian entre sus palabras.
Los
sabores del néctar acosado en las cimas de tus escalinatas.
Mientras
que en sus ventanales sus prendas
revolotean
entre la brisa alegre de la aurora.
Como
si una brújula que guía
la
antigua senda del viento
que
sopla hacia el ritual infinito
conque
envuelven el porvenir.
Al
parecer, los niños nacen desde los miradores,
que
duermen con la ilusión de zarpar hacia el infinito
para
volver a cautivar el amor de antaño.
Pero
la sangre oprime
dejando
que la rebeldía del tiempo
vuelva
a subir las escalinatas del cielo
para
reencontrarse
con
la tierna brisa de la aurora.
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