ODA A LA MADERA (cómo lo expresaría un carpintero)
¡Madera! llegaste un día
de allá del bosque muerto,
esparciendo tu aroma,
conquistando mi alma.
Desde entonces, juntos
¡Madera! amante compañera
cada día te transformo
en mi banco carpintero
con el lápiz, con el metro,
el compás y geometría.
Te divido, te taladro, te cepillo
y tu vibras y me entregas en canción,
tu infinito renacer.
Yo te toco y te convierto
en mil objetos...
y revives en la cuna del infante
en la mesa en que comparte
la familia su alimento.
Eres mango de herramienta,
eres bote pesador,
eres casa, edificio, porvenir, economía,
eres fuerza e ilusión.
Eres vida para el hombre
en la Santa Cruz de Cristo,
y eres urna compañera
en la última morada.
María Quintina Vargas
Santana
Osorno
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