ARBOLES QUE SE BEBEN EL
AGUA, LA LUZ Y LA TIERRA
Me figuro debajo de sus frondosas ramas, furtivamente
mirando entre el follaje, escudriñando, y en un diálogo en silencio le
pregunto: ¿no tendrán un nido de pájaros?
Y ellos me responden: ¿quién
eres tú, o qué eres? ¡ no te conocemos!
Pienso, no podrían decir que no conocen a los seres humanos,
tantas personas
que habrán visto en toda su vida,
Algunos pasar por su lado, otros sentados a sus pies
protegiéndose con su sombra, incluso otros más osados,
que en un abrazo como la cuncuna se trepan por sus troncos, a no ser que sean árboles ermitaños, esos que viven en las
montañas, esos que sólo conocen de pájaros, de sol, de lluvia y de viento.
Árboles que con la belleza de sus formas, de sus hojas
y colores mimetizándose con los colores del paisaje tratan de no ser notados por
la pupila de unos ojos curiosos.
Árboles dispuestos en grupos muy pequeños y otros tan solos que
parecen centinelas de la soledad.
Árboles en parques, plazas y jardines, árboles que por
derecho propio eligieron el lugar donde nacer, semillas que en un soplo de
viento, cayeron sobre la tibia y húmeda tierra en lugares remotos anidándose como los pájaros en sus ramas, formando
bosques de criaturas diversas.
Árboles que se beben
el agua, la luz y la tierra,
Árboles que bailan al ritmo e impulso de muchos
vientos venidos de lugares extraños.
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